Los viajes son muy instructivos. Le enseñan a uno nuevas formas de ver la realidad. Uno gana nuevos conocimientos, nuevos contactos... Ciertamente son enriquecedores.
Pero no hay nada que no tenga un reverso. Por norma general son caros (si no lo es el viaje en sí, lo es la estancia). También te impide ver a la gente que quieres durante su duración, a menos que te los lleves contigo. En ocasiones llevan su tiempo (a menos que uses un portal de teletranspote, en cuyo caso, estarás arriesgándote a la llamada "bipartición"). Y en casos como el mío, implican inseguridad.
¿Ir a Londres a hacer un mes de prácticas en colegios? ¿Qué comería? No puedo vivir exclusivamente de pasta y precocinados. Y luego están problemas que podrían surgir con la familia que me alojase (por las largas duraciones de mis duchas, abusar de la lavadora o demás cosillas).
jueves, 30 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
Happiness.
Todo mago imprime una resonancia en sus conjuros. La magia responde a la personalidad y a las emociones, eso es algo conocido. Pues bien, si me diera por lanzar un hechizo elegante, os aseguro que llevaría consigo colores brillantes.
No puedo decir por qué exactamente. Las cosas van bien. Falta gente junto, sí, pero sigue estando junto a mí en mi mi mente y en mi corazón. Y con la gente que sigue aquí, creo que las cosas van mejor que de costumbre.
Estoy lleno de energía. Si no fuera por la vagancia, me vería capaz de hacer cualquier cosa. Tal vez la venza y me de por conquistar el mundo. O tal vez me dé solo por esforzarme con la carrera. Pero algo haré, sí; creedme.
No puedo decir por qué exactamente. Las cosas van bien. Falta gente junto, sí, pero sigue estando junto a mí en mi mi mente y en mi corazón. Y con la gente que sigue aquí, creo que las cosas van mejor que de costumbre.
Estoy lleno de energía. Si no fuera por la vagancia, me vería capaz de hacer cualquier cosa. Tal vez la venza y me de por conquistar el mundo. O tal vez me dé solo por esforzarme con la carrera. Pero algo haré, sí; creedme.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Invisibility.
Uno de los conjuros más apreciados por los magos de todos los tiempos, por su enormes y variadas posibilidades es el conjuro de invisibilidad. Te permite ocultarte del peligro o convertirte en alguien más peligroso, si prefieres jugar a la ofensiva. Te permite infiltrarte en los sitios, obtener información...
Pero muchos pasan por alto una de sus más dañinas aplicaciones: hacer invisible a otro. Es una forma de aislarlo estupenda. Y realmente molesta. Y triste, para el que la recibe. A veces creo que alguien usa esa táctica contra mí. En verdad, muchas veces veo como la gente no se da cuenta de que, en esa esquinita apartada, hay chaval alto con el pelo largo (que por si no caeis, soy yo, claro está). Y a veces viene bien, por eso de que, como dije, obtienes información, o evitas que alguien venga a molestarte. Pero muchas otras veces, realmente es algo que puede hundirte en la miseria durante un tiempo, hasta que alguien atraviesa el velo reflectante.
Pero muchos pasan por alto una de sus más dañinas aplicaciones: hacer invisible a otro. Es una forma de aislarlo estupenda. Y realmente molesta. Y triste, para el que la recibe. A veces creo que alguien usa esa táctica contra mí. En verdad, muchas veces veo como la gente no se da cuenta de que, en esa esquinita apartada, hay chaval alto con el pelo largo (que por si no caeis, soy yo, claro está). Y a veces viene bien, por eso de que, como dije, obtienes información, o evitas que alguien venga a molestarte. Pero muchas otras veces, realmente es algo que puede hundirte en la miseria durante un tiempo, hasta que alguien atraviesa el velo reflectante.
Music.
La música es energía. La magia es energía. La música es magia.
Puede (y debe) resultar un tanto extraño que yo diga esto, por eso de que apenas escucho música, y la poca que escucho es por los AMV's de YouTube. Pero uno debe admitir la verdad. No puedo evitar senti un cosquilleo por todo el cuerpo cuando escucho alguna canción que me gusta, o alguna canción que me va a gustar. Puede que no alcance a distinguir los acordes o los instrumentos. Puede que no alcance a entender toda la letra (generalmente, en las canciones Inglés, pero a veces también con las que están en Español). Pero noto la energía. Noto el poder de la melodía. Noto como el ritmo fluye en mí. Noto como cambia mi ánimo. Sobre todo con el Caramelldansen. *sigh*
Supongo que en el fondo no soy tan distinto al resto de la gente en ese aspecto.
Puede (y debe) resultar un tanto extraño que yo diga esto, por eso de que apenas escucho música, y la poca que escucho es por los AMV's de YouTube. Pero uno debe admitir la verdad. No puedo evitar senti un cosquilleo por todo el cuerpo cuando escucho alguna canción que me gusta, o alguna canción que me va a gustar. Puede que no alcance a distinguir los acordes o los instrumentos. Puede que no alcance a entender toda la letra (generalmente, en las canciones Inglés, pero a veces también con las que están en Español). Pero noto la energía. Noto el poder de la melodía. Noto como el ritmo fluye en mí. Noto como cambia mi ánimo. Sobre todo con el Caramelldansen. *sigh*
Supongo que en el fondo no soy tan distinto al resto de la gente en ese aspecto.
Maxwell.
Líder de la Sección XIII de las Fuerzas especiales del Vaticano, Enrico Maxwell.
Un tipo elegante donde los haya, la verdad. Tan elegante que fue por imitarle el estilo por lo que empecé a dejarme el pelo largo. Me recordaba a mí, supongo. Me recuerda a mí todavía, de hecho. Empezó a recordarme a mí a partir del momento de su muerte. En ese momento, el autor de Hellsing decidió incluir un flashback en el cual, un Enrico de poco más de 10 años se dirige a su mentor Alexander Anderson (que posteriormente se convertiría en su subordinado) y le dice: "Quiero convertirme en alguien importante, alguien a quien la gente no pueda despreciar ni infravalorar". ¿Cuántas veces habré dicho yo eso? Muchas, me temo. Muchísimas.
Ser importante. No, me temo que no lo soy. Y la verdad es que debo admitir que me gustaría. No me refiero necesariamente a ser importante a gran escala. Me refiero a ser importante para una persona o un grupo de ellas, pero al máximo nivel. Me refiero a ser "el más" algo entre la gente que conozco. Pero nada. No soy el más friky (lo es Andrea), ni el que mejor interpreta sus personajes de rol (lo es Inés), ni el mejor cronista (lo es Sofía), ni el más simpático (lo es David), ni el que más sabe de Inglés (lo es Euge), ni el que más sabe de historia (Guille o Joaquin ponen el listón muy alto), ni el que saca mejores notas (lo es Sara), ni el que mejor baila (ese es Edu, sin discusión posible, he dicho). Tampoco creo que sea el mejor amigo de nadie. Y no es que me duela en exceso que sean mejores que yo. Es simplemente que... me gustaría destacar.
Ser el segundón (o tercerón, o vaya usted a saber cuan bajo puedo estar en algunas clasificaciones) es un pelín triste. Porque como dijo Maxwell, si no, la gente tiende a infravalorarte. Y uno queda en el olvido. Si no eres "el más" algo, la gente se olvida de tí. Y aun así, no hago nada por evitarlo. ¡Qué ironía!
Un tipo elegante donde los haya, la verdad. Tan elegante que fue por imitarle el estilo por lo que empecé a dejarme el pelo largo. Me recordaba a mí, supongo. Me recuerda a mí todavía, de hecho. Empezó a recordarme a mí a partir del momento de su muerte. En ese momento, el autor de Hellsing decidió incluir un flashback en el cual, un Enrico de poco más de 10 años se dirige a su mentor Alexander Anderson (que posteriormente se convertiría en su subordinado) y le dice: "Quiero convertirme en alguien importante, alguien a quien la gente no pueda despreciar ni infravalorar". ¿Cuántas veces habré dicho yo eso? Muchas, me temo. Muchísimas.
Ser importante. No, me temo que no lo soy. Y la verdad es que debo admitir que me gustaría. No me refiero necesariamente a ser importante a gran escala. Me refiero a ser importante para una persona o un grupo de ellas, pero al máximo nivel. Me refiero a ser "el más" algo entre la gente que conozco. Pero nada. No soy el más friky (lo es Andrea), ni el que mejor interpreta sus personajes de rol (lo es Inés), ni el mejor cronista (lo es Sofía), ni el más simpático (lo es David), ni el que más sabe de Inglés (lo es Euge), ni el que más sabe de historia (Guille o Joaquin ponen el listón muy alto), ni el que saca mejores notas (lo es Sara), ni el que mejor baila (ese es Edu, sin discusión posible, he dicho). Tampoco creo que sea el mejor amigo de nadie. Y no es que me duela en exceso que sean mejores que yo. Es simplemente que... me gustaría destacar.
Ser el segundón (o tercerón, o vaya usted a saber cuan bajo puedo estar en algunas clasificaciones) es un pelín triste. Porque como dijo Maxwell, si no, la gente tiende a infravalorarte. Y uno queda en el olvido. Si no eres "el más" algo, la gente se olvida de tí. Y aun así, no hago nada por evitarlo. ¡Qué ironía!
sábado, 18 de septiembre de 2010
Magic.
Todos llevamos la magia en nuestras venas, en mayor o menor medida, de un tipo u otro. Magia no es solo chasquear los dedos y hacer que algo explote, mover cosas con la mente, curar heridas en cuestión de segundos o convertir el plomo en oro.
La magia también adquiere formas más sutiles. Se puede controlar el poder de dar fuerzas a aquellos que han perdido la esperanza de poder hacer nada, y en oposición a ello, se puede tener la capacidad de hundir la mente gente en el más oscuro y profundo de los pozos. Está el poder de dirigir ejércitos y naciones con arengas. El don de aturdir o de enamorar con unas pocas palabras. El poder de convertir un pedazo basto de madera o pierda en algo que parece estar a punto de cobrar vida. La capacidad de propagar la risa a quienes están cerca, haciendo que rueden por los suelos. La habilidad para mezclar hierbas, carnes y vegetales para conseguir una mezcla capaz de mejorar el estado de un enfermo.
Esas cosas también son magia. Magia más etérea e invisible que la magia arcana. Pero igualmente poderosa.
La magia también adquiere formas más sutiles. Se puede controlar el poder de dar fuerzas a aquellos que han perdido la esperanza de poder hacer nada, y en oposición a ello, se puede tener la capacidad de hundir la mente gente en el más oscuro y profundo de los pozos. Está el poder de dirigir ejércitos y naciones con arengas. El don de aturdir o de enamorar con unas pocas palabras. El poder de convertir un pedazo basto de madera o pierda en algo que parece estar a punto de cobrar vida. La capacidad de propagar la risa a quienes están cerca, haciendo que rueden por los suelos. La habilidad para mezclar hierbas, carnes y vegetales para conseguir una mezcla capaz de mejorar el estado de un enfermo.
Esas cosas también son magia. Magia más etérea e invisible que la magia arcana. Pero igualmente poderosa.
Towers.
Todo mago que se precie vive en una torre. Desde Elminster hasta Teclis, pasando por el Círculo de Magos de Ferelden o cualquier mago de los Reinos Olvidados, todos se pasan la vida en sus torres.
Esto, a simple vista puede verse como una epidemia de agorafobia que se expande entre aquellos con talento mágico, pero no. La razón es muy simple. Imagina tener en la punta de tus dedos el poder de segar centenares de vidas con un solo movimiento, el poder de crear cualquier cosa que te venga a la mente, el poder de parar el tiempo, rebobinarlo o adelantarlo. En definitiva, un poder capaz de destruir los cimientos de la humanidad.
No somos como "los malos" de videojuegos. Tenemos sentimientos (y afortunadamente, tenemos sentido común, porque: ¿De qué sirve dominar el mundo si en el proceso matas a todo el mundo?) "Aquel que no teme a su propia espada no es digno de blandirla". El poder no es algo que se pueda usar a la ligera. Hay que saber manejarlo para no dañar a la gente que quieres, para no dañar a los inocentes (puede que, incluso, para no dañar siquiera a nuestros enemigos).
Y es que la única forma de asegurar que el poder de tu magia no hace daño a quien no quieres es estudiarla. Es aprenderla. Es practicarla. Es manejarla. Es dominarla. Es por eso que el mago se encierra en su torre durante tanto tiempo.
El poder de nuestra magia nunca debe empañar nuestra mente. No debemos dejanos corromper por sus posibilidades. No debemos permitir que el ansia de más poder se apodere de nosotros y nos convierta en una bestia sin corazón. Y solo cuando sepamos dominar ese poder, podremos salir de nuestras torres, porque ya no seremos una amenaza nunca más.
Esto, a simple vista puede verse como una epidemia de agorafobia que se expande entre aquellos con talento mágico, pero no. La razón es muy simple. Imagina tener en la punta de tus dedos el poder de segar centenares de vidas con un solo movimiento, el poder de crear cualquier cosa que te venga a la mente, el poder de parar el tiempo, rebobinarlo o adelantarlo. En definitiva, un poder capaz de destruir los cimientos de la humanidad.
No somos como "los malos" de videojuegos. Tenemos sentimientos (y afortunadamente, tenemos sentido común, porque: ¿De qué sirve dominar el mundo si en el proceso matas a todo el mundo?) "Aquel que no teme a su propia espada no es digno de blandirla". El poder no es algo que se pueda usar a la ligera. Hay que saber manejarlo para no dañar a la gente que quieres, para no dañar a los inocentes (puede que, incluso, para no dañar siquiera a nuestros enemigos).
Y es que la única forma de asegurar que el poder de tu magia no hace daño a quien no quieres es estudiarla. Es aprenderla. Es practicarla. Es manejarla. Es dominarla. Es por eso que el mago se encierra en su torre durante tanto tiempo.
El poder de nuestra magia nunca debe empañar nuestra mente. No debemos dejanos corromper por sus posibilidades. No debemos permitir que el ansia de más poder se apodere de nosotros y nos convierta en una bestia sin corazón. Y solo cuando sepamos dominar ese poder, podremos salir de nuestras torres, porque ya no seremos una amenaza nunca más.
Restart.
Volver a empezar, otra vez (8)
No, evidentemente no me refiero al curso universitario (ese empezó hace dos semanas, me temo). Me refiero a esta Torre de marfil donde la magia lo impregna todo.
Supongo que necesitaba algún lugar donde verter todos esos pensamientos, digresiones y paranoias que se me ocurren. Supongo que necesitaba darle una segunda oportunidad a lo de expresar mis inquietudes y mis sentimientos. No, sentimientos no, que nunca se sabe quién puede acabar leyendo estas cosas. Pero de lo que se trata es de poner por escrito todas esas consideraciones que se me ocurren sobre tantos temas a lo largo del día.
Pero no solo de pensamiento vive el hombre. También aprovecharé para colocar aquí mis paranoias favoritas. Lo cual implicará que vereis palabras como magia, multiverso, vampiro, etc. con bastante frecuencia. Pero yo creo que no os resultará tan horrible. Creo que hasta podría resultaros interesante.
Pero bueno, no adelantemos acontecimientos. Esto es como la vida misma, hay que tomársela con calma para disfrutarla al máximo.
No, evidentemente no me refiero al curso universitario (ese empezó hace dos semanas, me temo). Me refiero a esta Torre de marfil donde la magia lo impregna todo.
Supongo que necesitaba algún lugar donde verter todos esos pensamientos, digresiones y paranoias que se me ocurren. Supongo que necesitaba darle una segunda oportunidad a lo de expresar mis inquietudes y mis sentimientos. No, sentimientos no, que nunca se sabe quién puede acabar leyendo estas cosas. Pero de lo que se trata es de poner por escrito todas esas consideraciones que se me ocurren sobre tantos temas a lo largo del día.
Pero no solo de pensamiento vive el hombre. También aprovecharé para colocar aquí mis paranoias favoritas. Lo cual implicará que vereis palabras como magia, multiverso, vampiro, etc. con bastante frecuencia. Pero yo creo que no os resultará tan horrible. Creo que hasta podría resultaros interesante.
Pero bueno, no adelantemos acontecimientos. Esto es como la vida misma, hay que tomársela con calma para disfrutarla al máximo.
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