Bueno, es jueves 13 de Enero y servidor está deseando que llegue mañana, para poder descansar como es debido. *Sigh* El que se regocije diciendo que Magisterio es fácil debería pensar en lo que viene después... y más con los de Infantil. No sé cuanto cobrará un profesor de infantil, pero en cualquier caso, es poco.
Madre mía... en 3 días (el primero no lo cuento, que no pasó nada), me ha tocado soportar (y limpiar) todos los desastres y secrecciones corporales que los niños decidían compartir con el mundo. Llantos para dejar sordo a un elefante... y sin motivo alguno muchas veces. ¿Que los niños se pegan mientras juegan a Gormiti? Da igual, mientras no se partan un diente o vean sangre, ellos no se inmutan, siguen luchando por la supremacía, independientemente de que sus luchas no sen en absoluto coherentes con el guión y el esquema de los episodios de Gormiti, porque como nadie quiere ser de los malos y hay que luchar... pues luchan los buenos entre sí. Eso sí, que se les ocurra rozarse con una intensidad levemente mayor que una caricia y... la hemos liado parda. Sacad los paraguas (o mejor, los botes salvavidas), porque se acerca un torrente de lágrimas imparable. Irónicamente, cuanto menos caso les hagas, antes dejan de llorar. Claro, pobrecitos, solo necesitan cariño. Y si llamas al causante del llanto y le dices que pida perdón al infante doliente, lo hará, y le dará un beso y un abrazo, y parecerá que todo ha terminado y la paz se ha restaurado. Si, claro, los ... bueno, os imaginais lo que quería decir. Que no, que no, que a los 2 minutos, en cuanto te has dado la vuelta, tienes al párbulo abusando de otro chiquillo, si no del mismo. Que no entienden lo que es el arrepentimiento... aunque eso, técnicamente no es culpa suya. Ya, ya crecerán y alcanzarán el pensamiento abstracto y aprenderéis lo que es arrepentirse y tener remordimientos. El problema será que muchos habrán quedado suficientemente insensibilizados como para poder sentir esas emociones, al menos en una medida normal.
Y volvamos al tema de los Gormiti, que tiene mucha miga. Me intriga sobremanera el asunto de las series de televisión y su impacto en los niños. Los niños se pegan porque los Gormiti (y creo que unos bichos que deben llamarse Bakugan) también se pegan. Y me paro a pensar, viendo los capítulos de esa serie: Leches, cuando yo era pequeño, veía Digimón. Y en Digimón también había peleas (aunque duraban menos, creo yo) y no me daba por ir pegando al primero que veía de mi clase. Jugabamos a pillarnos, finjiendo ser digimons, y cuando nos atrapábamos, teníamos una pequeña rellerta, sin apenas movimientos bruscos, y ale, para clase, que se había terminado el recreo. De este modo, creo que en sí, el grado de violencia no depende tanto de lo que los niños ven en la tele, sino de lo que ven en la calle o el cole. Vamos, que yo abogo por poner otra vez Dragon Ball o cualquier anime o serie sin contenido subido de tono ni espadas (porque claro, a lo mejor, un día te encuentras con que tu hijo se ha hecho con el poder de un cuchullo y trata de rebanarte el gaznate), que para mí, el efecto que van a tener sobre los niños seguirá siendo el mismo.
Y llegados a este punto me pregunto ¿Yo de pequeño era tan ... no sé como decirlo... mezcla de torpe y malintencionado como los niños de ahora? No sé. Bueno, torpe, creo que lo sería (me conozco, y si lo sigo siendo ahora... antes también tuve que serlo). Lo de malintencionado os aseguro que no. Un santito, eso lo puedo corroborar con los testimonios de compañeros y maestros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario