¿Qué es educación?
Los pedagogos y teóricos de la educación
suelen coincidir en definirlo como el proceso que permite al ser humano
alcanzar su máximo potencial, lo que le hará plenamente humano.
La
parte de "plenamente humano" me daría para debatir sobre si una persona
puede no ser verdaderamente humana, pero no es el tema de hoy.
Centrémonos en la parte del "pleno potencial", que ahí es donde está la miga.
¿Debe
la educación servir a los intereses de la sociedad como conjunto, o a
los del sujeto individual? ¿Se puede compatibilizar lo uno y lo otro?
Los
que mantienen la educación como un proceso de socialización, ya que es
la sociedad lo que nos hace verdaderamente humanos, defienden una
educación en la que el sistema educativo encauce a cada alumno hacia una
determinada rama del conocimiento, en función de sus aptitudes.
Se
alega que si al niño se le da bien algo, será feliz desarrollando su
talento, y se convertirá en un valiosísimo profesional para el conjunto
de la sociedad. Nada que no sea, en esencia, cierto. Muy pragmático,
claramente.
¿Problema? Si ese proceso de especialización
se inicia demasiado temprano, el alumno perderá una enormísima cantidad
de conocimientos de otras áreas. Conocimientos que son necesarios para
estructurar la realidad. Conceptos como el funcionamiento de una red
eléctrica, el proceso de colonización, nociones sobre las reacciones
químicas... no son solo cultura general, nos ayudan a ver el mundo con
mayor precisión, limitando la posibilidad de ser engañados o errar en
nuestras actuaciones.
Para ello no basta con una educación
primaria, porque a esas edades no se tiene una capacidad de abstracción
lo suficientemente desarrollada como para comprender ciertos contenidos.
Aparece así la necesidad de ampliar la educación "general" hasta los 15-16 años, como en nuestro sistema educativo.
Esta
premisa de "el individuo necesita aprender a estructurar la realidad
para saber orientarse en ella" podría parecer algo que defienden los que
buscan dar importancia al individuo, pero realmente es una afirmación
bastante neutra. Claramente, buscas dar herramientas útiles al sujeto,
que desde el punto de vista de la sociedad en conjunto no son
imprescindibles... pero toda sociedad se beneficia de la mejor
preparación de sus integrantes. Al fin y al cabo, se aumenta la
posibilidad de que puedan resolver problemas simples fuera del campo en
el que se han especializado (la de dinero que habría gastado yo en
electricistas si no hubiera tenido esas clases de Tecnología en el
instituto, o la cantidad de técnicos informáticos que hubiera necesitado
para arreglar unos problemas mínimos).
Se alega
también, desde los sectores defensores de la educación para la sociedad,
que su método contribuye a generar grandes profesionales expertos,
mientras que otros sistemas generan profesionales mediocres, pues no se
tiene en cuenta su capacidad, sino su interés y motivación.
No estoy en contra de aprovechar nuestros talentos, para nada, pero
¿qué pasa cuando nuestros talentos y nuestros intereses no coinciden?
¿Qué pasa cuando nuestros talentos no afloran hasta que crecemos más?
Respecto
a la segunda pregunta, mi respuesta consiste en reiterar lo que ya
comenté de "dejar crecer a los alumnos mientras les enseñamos de todo".
En contestación a la primera, haré otra pregunta que ataca la idea de priorizar al sujeto:
¿Quién tiene claro a los 14 años que quiere hacer? Ninguno.
¿Y a los 16? Pocos.
Muchos
de nosotros hemos ido cambiando de idea hasta que nos tocó elegir
carrera. Carrera que elegimos en función de nuestros gustos y
posibilidades en ese momento (lástima que tenga que mencionar esto
segundo, porque lo ideal sería que la economía no nos limitase), salvo
aquellos que fueron condicionados por sus padres (también es triste que
se de esto). Carrera que algunos cambiaron al poco o al mucho de
empezarla, para hacer algo más ajustado a sus capacidades o intereses.
Supongo que ahí es donde más se
puede criticar el sistema que tenemos: permite a la gente "perder
tiempo" hasta que encuentra lo que busca. Pero resaltaré las comillas de
"perder tiempo", porque no lo considero del todo así. Es, a mi juicio, un proceso de conocerse a uno mismo, con sus gustos y sus límites.
Lo importante es acabar haciendo algo que te guste y que te de trabajo
(sin aprovecharse de la excusa del "sigo buscando", claro).
Porque
si eso es perder tiempo, señores y señoras mías, entonces dejar que la
gente busque pareja por si misma es perder tiempo también, que no creo
que muchos la encuentren a la primera... pero no por eso defendemos el
matrimonio concertado, ¿no?
Y dejando atrás este símil que tanto me ha gustado y que se me ha ocurrido sobre la marcha, volvamos al tema que nos atañe.
La
motivación es importante. Y la motivación, se pierde (y se gana). Se
pierde cuando se obliga a uno a ir por un camino marcado, por mucho que
le guste. Porque por mucho que se limite el acercamiento a otras áreas
de la realidad del alumno, éste las acabará experimentando o
conociendo.
Y puede que le gusten.
Puede que le gusten más que aquello que se le da bien.
Pero no podrá acceder a ellas, porque el sistema lo impide.
Y eso frustra. Empaña la vida.
La felicidad del sujeto no siempre es algo racional.
Si
me hubieran hecho estudiar lo que se me daba bien, hoy en día sería
biólogo o matemático o teólogo o filólogo. Son cosas que se me dan bien,
que me gustan, no hubiera sido un gran problema.
Pero me gustaba más la perspectiva de enseñar.
En
un sistema educativo para y por la sociedad, yo no habría podido ser
maestro. Porque cuando tocó elegir carrera, mis habilidades sociales y
de empatía eran mínimas.
Y aquí estoy hoy, disfrutando de los cumplidos de alumnos y madres sobre mi enorme capacidad docente y simpatía.
Y es que muchas veces, el talento importa menos que la motivación.
Cada éxito nos anima a seguir avanzando, y cada fracaso, a seguir mejorando.
Conclusión: dejen a los niños, a los adolescentes, ser lo que quieran.
Ser, que no hacer.
No
podemos que los niños hagan lo que quieran, eso no es educación. Y sin
educación, aparecen los vagos, los incultos y los violentos.
Eduquemos para ser felices.
Eduquemos para las responsabilidad.
Si son felices, serán eficientes en lo que hagan, porque estarán motivados.
Si son responsables, elegirán lo que es mejor para ellos y para el resto, porque tendrán conciencia de grupo.
Y
así no habrá que elegir entre individuo o sociedad. Porque el individuo
feliz y educado sabe que, aún con sus peculiaridades y diferencias, no
puede vivir al margen de la sociedad.
No dejemos que los padres y los maestros decidan por los estudiantes.
Dejémos a los padres y maestros que ayuden a los estudiantes a decidir.
Porque por muy bien que los conozcan... nunca los conocerán tan bien como ellos mismos.
Porque... a nosotros tampoco nos gusta que decidan por nosotros, ¿verdad?
Un aplauso inmenso.
ResponderEliminarY varios aplausos extras por el simiil y ciertas reflexiones en particular ^^
(Para más detalles, tendrá que ser otro día en alguna conversación ^^)