lunes, 28 de marzo de 2011

Library.

Un mago con algo de carisma y sabiduría tiene su buena biblioteca en su torre. Decenas, centenares de libros, grimorios, compendios y tomos. Tod das sus experiencias y su saber, y posiblemente el saber de sus mentores y conocidos está por ahí, dispersado, en algún punto de la biblioteca, presto de ser encontrado cuando llegue el momento.
Pero... ya me conocéis: soy un tipo con cierta vagancia. Y claro, los libros no se ordenan solos. En un primer momento, cuando son pocos y poco extensos, es fácil recordar encima de qué mesa dejé este o debajo de qué silla está el otro. Pero a mí me encanta acumular estas perlas de sabiduría, y acumulo cantidades ingentes. Y mi mente no da para tenerlas todas en orden. Los códices se deshojan y sus páginas se mezclan con las de otros. Los libros de rol se dispersan entre los libros de ciencia, las novelas románticas entre los libros de autoayuda, los compendios de conjuros con los tomos de ciencia, los diccionarios de élfico con los de inglés...
Y así, es dificil manejar lo que sé cuando alguna visita viene a por consejo o simplemente a charlar. Pero soy consciente de que ordenar todo es muy complicado para mí. Hay libros que deben ser restaurados y otros que deben ser actualizados. Algunos, demasiado peligrosos, que deben ser descartados y otros que deben ser puestos en lugares de fácil acceso. Y es posible que necesite ayuda. No sé si la aceptaré, o si simplemente seré muy selectivo sobre quién puede echarme una mano y quién no, pero sé que la necesito para poner en orden este desastre.

sábado, 19 de marzo de 2011

Stuff.

-Me gusta la pimienta. Me gusta la forma en que crea esa sensación de calor picante en la lengua.
-Me gusta coger una manta o la bata y tumbarme en la cama después de comer, y cerrar los ojos para ver si me quedo dormido, aunque sin muchas esperanzas de que eso ocurra.
-Me gusta cuando estoy en el ordenador, sin hacer nada en concreto, y de repente, alguien me inicia conversación.
-Me gusta cuando los planes salen bien.
-Me gusta ver sonreir a la gente, no solo por haber dicho algo gracioso, sino fundamentalmente, por haber hecho algo que les haga felices a un nivel más profundo.
-Me gusta el Dragon Age (¿Quién lo diría?). El segundo no está mal... pero ningún juego superará el realismo del Origins.
-Me gusta hablar, aunque no lo parezca. Y aún más que hablar, me gusta escuchar.
-Me gusta quedarme pensando, dejar la mente fluir en la dirección que quiera, y a partir de ahí, enlazar un pensamiento con otro.
-Me gusta la papiroflexia. Es un tipo de arte al que puedo acceder, no como el dibujo o la música.
-Me gustaría tener un dibujo de mí mismo, en plan comic (pero no caricatura, por favor).
-Me gustaría tener más fuerza de voluntad y más capacidad para soportar largas horas de trabajo en el ordenador.
-Me gustaría ser actor de doblaje en algún videojuego o alguna película elegante. Sobre todo del malo de la historia, o del secundario ingenioso.
-Me gustaría traducir juegos o libros de rol (porque hasta ahora, he visto muchos errores en esos ámbitos). Y como es difícil que eso pase, confío en que Euge pueda disfrutar haciéndolo.
-Me gustaría aprender a manejar una espada o una vara con elegancia.
-Me gustaría escribir un grimorio de magia y publicarlo. O si no, me gustaría publicar mi historia de un cazador de vampiros (se llama Leonardo, como un profe que tuve de inglés).
-Pienso gastarme mi primer sueldo en un trabajo fijo en comprarme una armadura, unos guanteletes, una cota de malla o un alabarda.

viernes, 18 de marzo de 2011

Suffering.

En ocasiones, el sufrimiento y la angustia no nos escoge a nosotros, sino que somos nosotros los que escogemos la angustia y el sufrimiento voluntariamente.
No se trata de masoquismo. Simplemente, hay cosas que no podemos evitar hacer. Simplemente hay cosas, que queremos hacer sin importar cuan dolorosas puedan ser las consecuencias.

jueves, 10 de marzo de 2011

Effort.

No os molesteis nunca en hacer nada que requiera esfuerzo y que no os beneficie directamente, porque si os esforzais por otra persona o grupo de personas, os aseguro que difícilmente lo apreciarán.

martes, 8 de marzo de 2011

Hero.



Pocos rescates tan épicos como este he visto en mi vida, por no decir ninguno.
La canción también es espectacular (y mirad que soy exquisito para la música).
Necesitaría una escena así en mi vida, para recordarme que estoy vivo.

viernes, 4 de marzo de 2011

Good-bye

Todo llega a su fin, unas veces antes que otras.
Esta vez ha sido muy pronto. O muy tarde, según se mire.
Llegas, estás dos meses y adiós.
Hablo de colegio, claro está.

Dos meses han sido suficientes para que haya desarrollado un apego enorme a "mis niños". Y los llamo "mis niños" porque, después de pasar 6 horas al día con ellos, puedo decir que casi he pasado tanto tiempo con ellos como sus propios padres.
Sí, lo recuerdo. Recuerdo que hace 2 meses, el segundo o el tercer día de clase, cuando se les juntaron el hambre y las ganas de... evacuar (por todos los orificios corporales posibles), estaba hasta el moño de ellos. Pero eso simplemente es como con cualquier persona: hace falta conocerla bien para apreciarla.

-Ahí estaba Vega, pequeñita y monísima, negandose a darme un beso, pero encantada de darme abrazos.
-Ahí estaba Juncal, pidiendome con los ojos llorosos que llamase a su madre para que viniera a recogerla por la tarde.
-Ahí estaba Gonzalo, que no me guardó rencor a pesar de que le pillé el cuello con la cremallera uno de los primeros días.
-Ahí estaba Guillermo, auto-dibujándose sonrisas con pinturas o lapiceros en sus fichas, por si acaso yo no se las ponía.
-Ahí estaba Lucía, sonriendo con los ojos cerrados y haciendose la remolona a la hora de despedirse de mí.
-Ahí estaba Alexia, dándome abrazos estilo "constrictor", dándome besos y diciendo que se iba a mi casa en vez de a la suya.
-Ahí estaba Tomás, que aunque fuera un auténtico trasto, me llenaba a abrazos y era tan mono que no podía enfadarme con él.
-Ahí estaba Javier S., que no entendía de la misa a la media, pero que venía como loco a abrazarme en cuanto me veía.
-Ahí estaba Esther, monísima también y lista como ella sola, saludándome por la calle y llamando mi atención en clase.
-Ahí estaba Alicia, una auténtica bicheja, escondiendose entre las sillas mientras contaba los cuentos.
-Ahí estaba Enrique, el que mejor sabía decir "por la chimenea sale un cohete" cuando decíamos "colorín colorete".
-Ahí estaba Daniel, el mayor, haciendo las fichas al instante y pegando a sus compañeros el resto del tiempo.
-Ahí estaba Paula, insistiendo en que no me iba a invitar a su cumpleaños y bailando en cualquier momento.
-Ahí estaba Marina, muy presumida, contándome la enorme cantidad de cosas de Hello Kitty que tiene en casa.
-Ahí estaba Pedro, con sonrisa traviesa, a pesar de ser de los más calmaditos de clase, comiéndose sus tortitas de maiz antes del recreo.
-Ahí estaba Daniel, el pequeño, feliz sobre todas las cosas con su pañal y dibujando a Spider-man todo el tiempo.
-Ahí estaba Julia, llorando porque no quería que su mamá se fuera y agarrandose a mi pierna para que no hiciera lo mismo.
-Ahí estaba Beatriz, con unos ojazos enormes, sin hablar apenas, pero sonriendo de oreja a oreja en cuanto me veía aparecer.
-Ahí estaba Álvaro, haciendo travesuras todo el rato y llorando a mares en cuanto se le llamaba la atención.
-Ahí estaba Jorge, incapaz de mirar o deescuchar a la misma persona durante más de dos segundos.
-Ahí estaba Carlota, que llegó al cole el mismo día que yo, y que aunque tuvo un par de fugas, nunca dió ningún problema.
-Ahí estaba Martina, a la que tardé casi medio mes en conocer, porque cuando ella se puso buena, yo me puse enfermo.
-Ahí estaba Javier L., que hubiera pasado desapercibido si no fuese porque tardaba años en acabar sus fichas.
-Ahí estaba Hugo, siempre dando la impresión de que estaba a punto de romper a llorar, y siempre jugando solito por propia voluntad.
-Ahí estaba Inés, con unos gestos y unas expresiones faciales que muchos actores desearían poder añadir a su registro.
-Ahí estaba Adrián, repitiendo que se había puesto el abrigo "tú" solo y diciendo que se cansaba de hacer fichas a los treinta segundos de empezar.

Y eso solo en mi clase, que luego también tenía a algunos de "mis niños" en la clase de Paulino. Menciones especiales entre ellos para Sara, con los ojos abiertos como platos, siempre con su abu; para Carla, que no dejaba de abrazarme y darme besos, aunque luego se portaba fatal; y para Germán, listo entre los listos, con una memoria espectacular y cara de velocidad o enfado.

Los echaré de menos a todos y cada uno de ellos. Echaré de menos a mi tutora, Iris, que se portó genial conmigo y se molestó en buscar profesores de Primaria que me admitieran en sus clases para poder ver como funcionan las cosas con los mayores. Echaré de menos a Paulino, ese hombre que no solo es el profesor 10, sino también el hombre 10, porque hace de todo y todo lo hace bien. Echaré de menos las conversaciones con él (aunque me llevo muchos sellos y figuritas de los Simpsons de recuerdo). Echaré de menos a los demás profesores, que me trataron genial. Echaré de menos a la máquina de café de la sala de profesores, y también a los bombones y galletas que los profes traían por sus cumpleaños. A las compañeras de prácticas... no las echaré de menos, porque las veré en la facultad.

Pero sobre todo, echaré de menos a mis niños. Espero que tengan el mejor futuro del mundo y que España les llegue sin crisis ni paro y la literatura sin faltas ortográficas ni vampiros brillantes.

Que la fuerza acompañe a mis pequeños padawans.