Ese soy yo. Claro que sí.
Con un par, me planto delante del profesor, después de haber hecho un trabajo de investigación del horror acerca de las ventajas económicas de la energía nuclear y meto la pata hasta el fondo en la primera diapositiva. Así, entrando por la puerta grande.
Tenía que haber contrastado mejor los datos acerca del precio del kilowatio/hora. Pero mi mente pareció omitir el pequeño detalle de que ese dato viene en las facturas de la luz, así que el que había puesto estaba mal. Y para rematar de cabeza el fallo, voy y digo que la energía se mide en watios y la potencia en kilowatios (es al revés). ¡Solo porque me sonaba que lo ponía en las facturas! Ahí sí se acordó de las facturas mi dichoso cerebro, claro, pero omitiendo el dato anterior, no fuera a ser que lo tuviera bien.
En serio, ahora mismo tendré el cociente intelectual de un mono, o poco más. Si pudiera verme desde otro cuerpo, me cruzaba la cara varias veces, solo para ver si aprendo de una maldita vez.
Y claro, el sentimiento de idiotez es doble porque el profesor dará por sentado que apenas lo he preparado... a pesar de haber hecho más que otros dos miembros del grupo junto (el tercero se salva, porque pese a que creo que no ha hecho tanto, no puedo saberlo, y al menos se le ha visto implicado). Para esto me como yo los nervios y el trabajo de juntar todas las partes, ponerlas bonitas, revisar por si hay fallos (pero como soy un chulazo y un soberbio, mi parte no la reviso), de coordinar al grupo...
Ese soy yo, un maldito inepto con los humos muy subidos.
La próxima vez que me veáis, cruzadme la cara, que me lo he ganado.