viernes, 6 de mayo de 2011

Bloodlust.

Ganas de asesinar en estado puro, eso es lo que he tenido hoy. No basta con ir a Decanato y conseguir una fecha mejor para la graduación. No basta con llevar todo el papeleo de la dichosa ceremonia. No basta con conseguir permiso para montar un catering para después de la entrega de diplomas (aún si somos los únicos que lo vamos a tener). No basta, no.
Hoy, señores y señoras, había que hacer tres cosas muy sencillas: votar la madrina, votar los que leen el discurso y votar el hotel de la cena. Bien, pues llegados al segundo punto, pasó lo que ya se veía venir: pelea de hienas. Que si "cada uno debería tener dos votos", que si "lo hacemos a sorteo", que si "no, ahora cambio mi voto", que si "oye, Diego, tú ya has votado (mentira)", que si "si luego nos toca y no queremos, pdemos dárselo a un amigo, ¿no?". Pues no, aunque claramente explico "un solo voto por persona, para que no salgan todos del mismo grupito", "no lo hacemos a sorteo porque debería estar reflejada la mayoría, independientemente de que salgan solo los más populares", "bueno, cámbialo si quieres, sé que lo haces para joder mi sistema de votos porque no te gusta, independientemente de que sea el más justo", "no, no he votado. De hecho, estaba reservando mi voto para dármelo a mí mismo" y "no, nada de darle tu participación a otro, porque si no, presento yo a 20 amigos y así tengo 21 posibilidades de salir elegido".
Ea, mi paciencia ilimitada ha estado a punto de encontrar sus propias fronteras cuando he amenazado con imponerme a mí mismo como único lector de discurso, solo para que la gente se centrara e hiciera las cosas sin gritar y por pasos.

1 comentario:

  1. Jajajajaja
    Ya me imagino la situación. Lo que no logro imaginar es tu cara. Creo que nunca te he visto enfadado...
    Pero también tienen narices los de tu clase ¬¬
    Encima que te has molestado por ellos... *sigh*

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