miércoles, 17 de noviembre de 2010

Bipolar.

Uno se pregunta si realmente tiene problemas mentales serios cuando pasa de pensar una cosa a pensar la opuesta de un día a otro, para volver en cuestión de horas a la primera idea, todo ello acompañado por auntentica convicción en todos los momentos. Y es que, claro, a mi no me parece normal, especialmente por el hecho de que aun cuando estoy en uno de esos dos extremos opuestos, comprendo por que antes pensaba lo otro. Supongo que es algo dificil de explicar sin determinar qué es exactamente de qué estoy hablando. Así que vamos, esto me dejará más tranquilo o en su defecto será mi propio ataud, tumba y lápida.
Como se puede apreciar por la últimas entradas de este blog, o simplemente por mi expresión facial de estas últimas semanas, no estoy pasando una buena racha. Bueno, estoy o estaba, no sé con certeza cual de los dos tiempos verbales usar, puesto que no sé si la situación está resuelta en mi mente o no. Ahhhhhh... Bueno, hablando claramente, la causa de mi pésimo estado de ánimo se debia a mi percepción de la relación con aquellas personas, con aquellos amigos con los que más confianza tengo. Sé que va a sonar egoista, puesto que lo es, pero en verdad sentía que no me prestaban la atención que me merecía. "Tú te preocupas por ellos día a día, te preguntas si les habrá pasado algo malo, si están sufriendo o si están agobiados. Luego a lo mejor no lo expresas o no lo haces de la forma adecuada, pero te preocupas por ellos, Diego. Pero ellos ¿se preocupan por tí?" Claro, la primera respuesta que me dí fue un "no". Hacía tiempo que no hablaba (entendiendo hablar como el hecho de tener una conversación relativamente coherente y personal, no meras trivialidades) con ellos y ellas. Y eso me sumía en un auténtico lodazal de amargura. Me sentía realmente indignado también por el hecho de que, al menos en mi memoria, todas las conversaciones las tuviera que iniciar yo, salvo escasas excepciones.
Pero afortunadamente, una personita me hizo reflexionar. Yo era ya consciente de que la época en la que nos encontramos es una época de mucho trabajar y estudiar, pero no lo vi factible hasta que hablé con esa persona. Empecé a plantearme que tal vez me estuviera volviendo paranoico, que seguramente la gente también se preocupara por mí, aunque luego no lo expresara, como en ocasiones hago yo. Y empecé a salir del pantano. Hablé, o intenté hablar (porque no siempre que uno habla es conestado), en mayor o menor cantidad con varias personas que para mí son importantes. Y me convencí de que realmente estaba todo en mi mente, y que en realidad estaba exigiendo un imposible al demandar tanta atención y tan explicita.
Pero ayer, por distintos motivos, volví a plantearme si realmente las cosas eran como me había convencido de que eran. "no soy nadie para muchos de ellos", me dije. "Soy como un vagabundo que mendiga los restos de confianza, de tiempo y de amistad que les quedan después de atender a quienes realmente les importan. Para ellos no soy más que un entretenimiento para cuando los demás falten." Y sé que puede sonar duro, pero realmente lo veía así. Y digo veía, a pesar de que una parte de mí sigue pensando que eso es lo que ocurre.
Y hoy, al levantarme, ¡plas! No veía nada de ello factible. Una vez más, me dije "Está todo en tu cabeza. Sí que les importas. Puede que no seas el primero en la lista de confianza, pero estoy seguro de que realmente estás alto en el ranking. Ya te lo han demostrado muchas veces. Hace tiempo, sí, pero también hace poco. Lo que pasa es que no lo recuerdas, o lo olvidas voluntariamente para darte la razón y quedar como el único bueno de la película. Si no les importaras, no hablarían contigo. Si no les importaras, no te habrían confiado nunca sus sentimientos. Si no les importaras, se limitarían a darte una conversación sin profundidad." Y claro, esos argumentos no los puedo rebatir... a menos que considere que todos los que me rodean son estupendos actores. Pero en el fondo, necesito creer que les importo. Una parte de mí lo sabe.
Pero aun así, si me veis, en persona o en internet, por favor, habladme. Lo dije una vez: "Esos 5 minutitos de conversación me dan la vida". Necesitos esos 5 minutos. Necesito vivir, se lo debo a mucha gente.

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