miércoles, 6 de octubre de 2010

Justice.

Supongamos que usted, yo y otra persona más planeamos ir una tarde al cine, a ver una película "random" (y digo a ver una película, no a nada más, que yo soy un tipo formal).
Supongamos que compramos las entradas (cada uno la suya) un rato antes de que empiece la película.
Supongamos que usted se ofrece a guardar las entradas.
Supongamos que luego, pero antes de que empiece la película, nos enfadamos por cualquier tontada.
Supongamos que, yo decido irme a mi casa.
Supongamos que usted se encuentra con un amigo o amiga suya y decide darle mi entrada, alegando que antes de que se pierda el dinero que yo pagué, es mejor que lo aproveche otro.
Supongamos que luego, nos reconciliamos usted y yo.
Y supongamos que yo decido pedir el dinero de mi entrada de vuelta.

Partamos del punto en el que, una vez que uno compra una entrada, el cine no te devuelve el dinero.
- Sería una desfachatez por mi parte exigir el dinero de vuelta, cuando el que ha decidido no ir al cine he sido yo, ¿no? Al fin y al cabo, podría haber ido y no haber hablado con usted en toda la película, o haberme puesto al lado de la persona que nos acompañaba.
- Si tuvieramos que culpar a alguien que no fuera yo, me vería en la obligación de culparle a usted, que es la persona que ha provocado el enfado que me condicionó para no ir al cine. Y aun así, tampoco tendría mucho sentido exigirle dinero a usted.
- Si tuviera que exigir el dinero a alguien que no sea ni usted ni yo, sería, evidentemente, a la persona que se benefició de mi entrada. Porque claro, yo podría haber cogido mi entrada (si la hubiera llevado encima) y haberla destrozado. O haberla vendido. O habermela comido, solo por orgullo propio de decir "Esto es mio".
- Claro, el pobre invitado, podría alegar que no sabía de donde salía el dinero, y que pensaba que era una invitación sin trampa. Entonces, creo que dicha persona tendría derecho a exigirle a usted, persona que le metió en todo este lío, que pagara.
- Pero por encima de todo esto, lo que me parecería una desfachatez absoluta es que, bien yo, bien usted, bien el invitado, se atreviera a exigir al pobre acompañante del principio (sí, si, ese tipo que apenas ha sido mencionado, que iba con usted y conmigo al cine, pero que al final acabó llendo con usted y con el invitado) que pagase parte del dinero de mi entrada. Que el pobre no ha tenido beneficio ni culpa.

Pues bien, les diré la verdad. No soy el tipo que se cabreó y no fue al cine (que no es un cine, que es otro lugar en realidad). No soy el tipo que invitó a otro a venir de gratis. No fui tampoco el convidado a pagar menos. Fui el tipo que no pintó nada en todo esto. El que pagó su entrada por completo y fue a ver la película. El que no se enteró de que el convidado iba de gratis hasta que estaban poniendo los anuncios de antes de la película. Y lo siento, pero no pienso dar ni un solo céntimo. Que pague quien tuvo la culpa o quien salió ganando. Yo no.

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