martes, 31 de enero de 2012

Angst.

Sí, estoy en el ordenador. Una vez más. Teniendo examen el lunes siguiente.
Porque soy un incosciente. O un irresponsable. O porque no tengo capacidad de concentración.
Y lo peor: estoy angustiado por ese examen.

El hecho de que me queden casi 7 días para prepararlo no me tranquiliza. La asignatura es dura, aunque no es nada que no pueda superar. Y sigo angustiado, aun así.

Tal vez sea que es la primera vez que me salto una primera convocatoria (la de Didáctica General de 1º de Magisterio no cuenta, porque era anual y falte al primer parcial). Esta vez no hay una segunda oportunidad y, al parecer, eso me quita el sueño.

Y mira que nunca he necesitado una segunda convocatoria, ni una segunda oportunidad para estas cosas. Todo a la primera, siempre. Un record personal del que, de momento, puedo estar orgulloso.

Pero ahí está el miedo a que, como dice el refrán, haya una primera vez para todo y suspenda.

Luego está la poca motivación para estudiar esa asignatura. Bueno, cualquier asignatura en general... Pedagogía ha probado ser un desagüe de ánimos, ilusiones y expectativas de futuro. Pero claro, era tener una carrera (y esta vez, Licenciatura) en dos añitos más. Que buen engaño te mete la UBU así, como quien no quiere la cosa...

Claro, va uno, inexperto, y se piensa que le va a abrir todas las puertas. Pero sigo diciéndome que tal vez hubiese sido más fácil coger el trabajo que me daban en alguna de las academias que me llamaron y ale, a ganarse la vida, que ya toca. Así son dos años de anti-pedagogía, sin hacer lo que realmente me gusta, que es enseñar.

Y bueno, lo dicho, que así uno pierde ánimos. Y a los exámenes, añade que te dejan "incomunicado" o, siendo menos exagerados, no te dejan tanto tiempo para hablar con la gente. "Pero si te pasas medio día aquí", diréis. Sí, sí... pero la angustia me impide empezar a hablar, por miedo a entretenerme y perder más tiempo de lo esperado. Tiempo que de un modo u otro, acabo perdiendo igual, y refuerza el sentimiento de angustia.

Y no llevo nada bien la falta de contacto humano, la verdad. Es de esas cosas que me consume por dentro. Añadamos a todo esto mi continua sensación de ser un pesado, de molestar o aburrir a la gente cuando les hablo. Vamos, algo explosivo.

¿Os habéis planteado alguna vez por qué no os abro conversación todos los días si tanto afirmo necesitar el contacto humano y las charlas? Pues sí, por no parecer un pesado. Bueno, por eso y porque muchas veces siento la necesidad de comprobar si vosotros tenéis necesidad o interés de hablar conmigo. Un poco retorcido esto último, ¿no? Pero así es mi mente... miedo a entusiasmarme y a establecer amistad con gente que realmente no tiene interés por tener una relación amistosa conmigo.

Y así es como empezamos hablando de estudios y acabamos hablando de inseguridad emocional. Sublime...

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