domingo, 18 de diciembre de 2011

Offended.

Habrá quien diga que me ofendo con facilidad. Y ahí estaré yo para contestarle que no es para tanto, que suelen ser cosas justificadas. Y me permito el lujo de afirmar esto porque me baso en hechos y no en suposiciones.
Si es cierto, por otro lado, que a lo mejor me dejo llevar por mi orgullo, y pongo las cosas peor. Pero, ¿dónde está el límite entre el amor propio y la soberbia?
No me arrepiento de cómo actué ayer. Para nada.
Al fin y al cabo, después de una semana horrible, cabría esperar un poco de interés por mi estado. Pero me parece que eso no es algo que abunde por mis alrededores.

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